Para realizar nuestro
experimento necesitamos un par de clavos de hierro, dos vasos, agua y papel de
aluminio.
Uno de los clavos de hierro
se introduce en un vaso con agua preferentemente caliente. Al otro
clavo se le enrolla una tira de papel de aluminio antes de meterlo en
otro vaso con agua.
Después de unas horas se
aprecia a simple vista que el primer clavo se oxida y aparece
recubierto de orín. Pero en el segundo clavo la oxidación es mucho
menor. Si se saca el segundo clavo del agua y se retira la tira de
aluminio vemos que en la parte del clavo en contacto con el aluminio
la oxidación es mucho menor.
La corrosión es el deterior
de los metales producido por reacciones con el medio ambiente. La
mayoría de los metales se oxidan con relativa facilidad en contacto
con el oxígeno atmosférico y con la humedad formando óxidos
metálicos.
Algunos métodos para
minimizar la corrosión del hierro:
- Recubrir la superficie
del metal con alguna capa protectora.
- Recubrir el metal con
una capa de otro metal (se suelen usar cinc, estaño o cromo).
- Conectar el hierro a
otro metal que se oxide con mayor facilidad (protección catódica).
El metal más fácilmente oxidable se denomina ánodo de sacrificio.