Para realizar nuestro
experimento necesitamos una botella, una bolsa de plástico, agua,
una tapadera de un frasco y una goma elástica
Llenamos media botella de
agua y sustituimos el tapón por un trozo de plástico que sujetamos
fuertemente a la botella con una goma elástica. Luego hacemos cuatro
o cinco agujeros pequeños en el plástico, tapamos la salida de la
botella con la tapadera y, sujetando bien con las dos manos, le damos
la vuelta a la botella con la tapadera procurando que no salga agua.
Por último retiramos la tapadera y vemos que el agua no cae de la
botella.
Repetimos el experimento
añadiendo nuevos agujeros o agrandando un poco los agujeros que
tenemos. Vemos que sorprendentemente el agua tarda mucho en caer.
Explicación
En el agua en estado líquido
existen fuerzas intermolecularas atractivas que mantienen a las
moléculas unidas. En la superficie del agua dichas fuerzas generan
una tensión superficial que hace que la superficie del agua se
comporte como si fuera una membrana elástica.
Si por ejemplo se deja agua
en un vaso existen, además de las fuerzas intermoleculares citadas,
otras fuerzas atractivas entre las moléculas de agua y las paredes
del recipiente. Si te fijas el agua sube un poco por las paredes del
vaso.
En nuestro experimento estas
fuerzas citadas permiten que el agua no caiga al colocar la botella
boca a bajo. Dependiendo de la cantidad de agua de la botella y de la
cantidad y tamaño de los agujeros el agua se mantendrá sin caer.
Pero si te fijas bien en la botella boca a bajo, verás que algunas
gotas de agua salen de la botella por los agujeros y se resisten a
caer. Las fuerzas atractivas citadas son las que impiden que le agua
caiga.
Por otra parte al salir algo
de agua disminuye la presión del aire atrapado en la botella y la
presión atmosférica superior ayuda a mantener la columna de agua
sobre los agujeros. Si aprietas ligeramente la botella de plástico
aumenta la presión interna y cae algo de agua.