Para realizar nuestro
experimento necesitamos un vaso, agua, vino y un trozo de corcho.
El agua y el vino son dos
líquidos miscibles que se mezclan y forman una disolución.
Podemos
recurrir a un truco para mantener separados los dos líquidos en el
mismo vaso. Sobre el agua se deja flotando un trozo de corcho ancho y
delgado. Luego se deja caer el vino con cuidado directamente sobre el
trozo de corcho. Así se puede lograr mantener separados el agua y
el vino en el mismo vaso.
El vino, el líquido menos denso, flota sobre el agua.