Para realizar nuestro experimento necesitamos un
caballito de madera pequeño, una caja de cartón, una lámina de cristal y una
lámpara.
Colocamos sobre una mesa la lámina de cristal en
posición vertical. Detrás de la lámina ponemos la caja de cartón apoyada sobre
una de sus caras y pegada a la lámina de cristal. Es importante para el éxito
del experimento que el interior de la caja de cartón tenga poca luz.
Si colocamos nuestro caballito de juguete frente a la
lámina de cristal vemos que otro caballito idéntico ocupa el interior de la
caja. Si movemos frente al cristal el caballito de madera que está sobre la
mesa vemos que el segundo caballito, el
que está dentro de la caja, repite los movimientos del primero. Pero si iluminamos
fuertemente el interior de la caja con un foco vemos que, por arte de magia, desaparece el segundo caballito
Explicación
Cuando la luz procedente del caballito de juguete
llega a la lámina de cristal parte de la luz se transmite, otra parte se refleja y una
tercera parte es absorbida por el cristal y trasformada en calor. En un cristal
de los que tenemos en casa la mayor parte de la luz es transmitida y una
pequeña parte es reflejada.
Si se ilumina el caballito de juguete y se mantiene
con poca luz la parte posterior de la lámina de cristal vemos que aumenta la
luz reflejada y se aprecia mejor la imagen del caballito. Pero si se ilumina
con un foco potente detrás de la lámina de cristal ya no será posible apreciar con
nitidez la imagen del caballito. Modificando
la intensidad de la luz a uno y otro lado de la lámina de cristal podemos
regular a nuestro gusto la cantidad de luz reflejada y transmitida.
Seguro que ahora comprendemos el papel tan importante
que juega la luz en algunos de los trucos que realizan los ilusionistas.
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